Como la golondrina guarda y ausculta

me callo
me callo lento
      después de un noviembre
leve y lánguido
como la golondrina que
      guarda y ausculta
el vuelo próximo
le hablo a dios
      unas sílabas sempiternas
le lamento mis faltas
mis ansiedades
mis maldiciones
le pido
       que no me hable en vituperio
no entiendo lo que dice
le digo
       son cosas de ferviente adolescencia
el frenesí; la agresión; los estupores
le recuerdo
       que no hablo en profecías
sé solamente
       de temporadas cortas
me recuerdo
       a mi padre que piensa solo
       y duerme solo
auspiciado por fantasmas
y seré mi padre
que tiembla y reza
       a un dios inmóvil
y seré mi padre
que guarda y espera
       a un impaciente
dormiré sola
pensaré sola
       yo también
aprenderé la indolencia
en la fehaciente salida
de estropearme el camino
como quien va y tropieza
bajo un sol impune  
       a su propia sombra
lo que llama fríamente
un dios salvaje:
       autosabotaje
esperaré una vez más
auscultando un arrebol
no por siempre
       el despertar de mi sombra.

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