Ir al contenido principal

Entradas

Destacados

Agosto en francés es aullar

A menudo me siento observada, como si un desconocido vigilara mis pasos, previera cada una de mis miradas, me tapara los ojos y planeara mi caída. A veces tiene rostro, a veces no. Estos días me siento como una mala mujer. ¿Lo soy?: no. Quisiera una explicación solapada por indudables afirmaciones, pero no soy una mala mujer, porque no nací para serlo. Habré nacido para ser una puta, una bruja, una bastarda: pero no una mala mujer: nunca. Las malas mujeres miran atrás: y vuelven sobre sus pasos. Tienen mala memoria. Se cortan las manos a cada rato. Tienen discapacidad para escuchar, para sentir. Escuchan y sienten sus propias palabras, y las demás son apenas un eco. Esa es una mala mujer. ***** Yo soy una niña, que agarra sus juguetes y los muerde y los tira al suelo; y agarra el cuerpito húmedo del último gato y hunde sus huesitos en la tierra; y ve las hormigas y los gusanos y siente verdadera tristeza. Los niños malos no existen; los niños perdidos sí. Juan Pablo (digámosle

Entradas más recientes

Diego

Mariposas rojas

Como la golondrina guarda y ausculta

La muerte vulgar

Octubre

Días Sin Hambre

Oquedad

3 Poemas

El aparato

Cinco